There are flowers in my room and they don't need a job. They just need time to grow and die.

sábado, abril 16

Nariz.

Estos días me he puesto a pensar en los olores que siento en la calle (ahora que paso más tiempo en la calle que en una sala de clases)... y me di cuenta que hay olores que sentía con frecuencia en mi infancia y que desaparecieron para no volver más.
Se que hablo por todos cuando digo que estos olores son memorables:

a) El olor a sala de clases en invierno.
b) El olor a sala de clases en invierno, cuando hay alguien comiendo naranjas.
Esto, por suerte, no volveré a sentirlo nunca más, lo que es un alivio porque odio el olor a perro mojado de mis compañeros luego de jugar fútbol y más aun el olor a naranja recién pelada.
c) El olor a tierra mojada, mezclada con eucaliptus mojados que había en el patio de atrás del Pedro de Valdivia, cuando yo era chica, en invierno.
d) El inconfundible olor a viernes en el casino del Pedro de Valdivia, que podía ser día de completos o día de pizza o día de papas fritas con huevo.
e) El espantoso olor del casino de un colegio municipal.
f) El olor que sueltan las estufas a parafina cuando las están prendiendo.
g) El olor de los "coquitos" de eucaliptus que traía, en frascos, mi papá del cerro Colbún, y que poníamos en la estufa a parafina para que se quemaran de a poco y soltaran el olor.
h) El aun más rico olor a cáscaras de manzana o de naranja que ponían en la estufa roja grande a parafina de la casa de mi abuela.
i) Miento, más rico aún era el olor a pan tostándose en la parte de arriba de la estufa... o tal vez el olor a ropa quemándose en las mañanas cuando la entibiaban para ponérsela.
Trágicamente, las estufas a parafina y las cosas que uno pudiera poner sobre ellas, desaparecieron de la faz de la tierra (hablando de las estufas viejas, que apestaban, no las Toyotomi).
j) El olor que, por suerte, no ha desaparecido ni cambiado en los últimos 19 años que hay en las escaleras del edificio de mi abuela.
k) El olor a sopaipillas con ketchup (aunque no las coma con ketchup, sino con pebre o mostaza) de carrito... si, ese olor a aceite ultra carreteado que al final huele un poco a pescado o algo así.
Bueno, estos dos últimos no se han ido de mi mundo aún... pero tal vez algún día lo hagan.
l) El olor de la casa de la Mathy (onda, mi eterna amiga de infancia que desde que ya no vivo en el departamento de abajo, dejé de sentir for ever and ever).
m) El olor a fierro y óxido que te queda en las manos después de columpiarte mucho rato en un columpio que no tiene las cadenas forradas en plástico (sin contar el dolor de nudillos).
n) Este no es un recuerdo precisamente agradable, pero me acuerdo que cuando era chica y me despertaba temprano para ir al colegio, ODIABA sentir el olor del perfume de mi papá porque me daba muchas nauseas a esa hora.

Bueno, hay muchos otros olores característicos en la vida que a uno lo hacen feliz, como el olor a puré con salchichas o el olor a queque mientras está en el horno... pero no desaparecen fugazmente, como los anteriores.
Y eso po.
Saludos, lectores imaginarios.

3 comentarios:

  1. Hay algunos olores (aromas)que no podrás olvidar jamas, o noooo ????

    Dart Vader

    ResponderEliminar
  2. Este me encantó, me recordó muchísimos olores! césped recién cortado, tierra mojada, pan recién hecho, perfumes de sandía, el de las casas de mis tíos :)

    Abrazo!

    ResponderEliminar
  3. siiiii que riiicooo, el olor a las cascaras de manzana o naranjas y la ropa quemándose en la estufa eran de mi infancia y responsabilidad de mi papá... lamentablemente esos olores no volverán :(

    ResponderEliminar