There are flowers in my room and they don't need a job. They just need time to grow and die.

viernes, febrero 12

Bitácora del capitán.

Martes 2 de febrero de 2010
A las diez de la mañana comienza nuestro estrepitoso viaje a lo largo de la inmensa vía láctea. Tiempo aproximado para descender de la nave y llegar al refugio intergaláctico: nueve horas. Durante el transcurso del viaje, el paisaje se va volviendo más verde y húmedo. Cerca de tres horas iniciado el recorrido, nos detenemos a buscar proviciones para el resto de la jornada. Al llegar a nuestro destino, llovía torrencialmente. La tripulación consta de cuatro integrantes: Isa, Robert, Cristian y moi. La noche pasó sin ninguna perturbación.

Miércoles, día dos.
Resultado de la lluvia de ayer, el ambiente es muy helado durante toda la mañana. Más avanzado el día, y sin poder salir a explorar aun, nos sumergimos en el geiser que está en el satélite natural más cercano al refugio. En la noche, el frio es intenso y sólo podemos limitarnos a ver una película junto al fuego.

Jueves 4 de febrero de 2010
Algo más cálido el día resulta muy agradable para un paseo intergaláctico durante la tarde. Cuando ya se oscurecía, nos aventuramos a la galaxia más cercana a proveernos de alimento y líquidos varios que asegurarían nuestra supervivencia en los próximos días. Luego, nos adentramos en la oscuridad del espacio para ir a un refugio cercano a evaluar la situación y compartir víveres. La noche se hace día y nos apagamos de madrugada.

Viernes, o5/o2/10
El sueño y el cansancio son irrefutables. Luego del almuerzo, dos caen rendidos a los brazos de morfeo y me aventuro con el tercero en busca de certificados que nos permitan la entrada a ciertos recintos privados. Recorremos los alrededores y volvemos al refugio. En la noche, los habitantes de otro refugio vinieron a planear estrategias y con mi compañera nos quedamos analizando el viaje hasta entrada la madrugada, mientras los otros salen a explorar.

Sábado, día cinco.
Un temporal azota el refugio y no podemos salir en todo el día. Nos sentamos frente al fuego a ver una sucesión de imagenes y sonido psicodélicos. Más tarde, cuando la lluvia había cesado, nos internamos en un viaje intergaláctico los 4 tripulantes, en el cual unos seres malignos me inyectaron una sustancia etílica que me deja fuera de combate por el resto de la noche.

Domingo, día seis.
Debido al accidente sufrido ayer, hoy no fui capaz de levantarme sino hasta las seis de la tarde. Con mi compañera planeamos cenar, y mientras cocinábamos nos atacaron unos duendecillos impertinentes que vertieron agua hirviendo sobre los pies de Isa. Por suerte, Cristian se encontraba con nosotras y supo de inmediato que hacer. Sin embargo, terminamos en el hospital espacial de todas formas.
El día finalizó estrepitosamente antes de lo esperado y mañana no pinta mejor. Al menos, ya no llueve.

Fin de la transmisión.