Si les das un premio, o un juguete nuevo, no lo toman en cuenta. A menos que hayan hecho algo realmente bueno, como no mearse en tu cubrecamas, no comprenden el valor de algo que les des.
Cada vez que te vas, te miran con cara de "por favor, no te vayas". Y cuando vuelves, te saludan con amor. Pero todo el resto del día te ignoran (siempre es más entretenido rascarse una oreja, perseguir autos, ladrarle a la gente o lamerse).
La comida los hace felices. Pero cualquier mano que les de de comer será igualmente valorada.
Un perro no te regala flores, asume que comprendes sus ladridos de cariño.
Ambos cuentan sólo con sus ojos para demostrarte amor.
Aun así, mi perro no me juzga, no me pide que cambie y no le molesta mi personalidad.