There are flowers in my room and they don't need a job. They just need time to grow and die.

miércoles, diciembre 9

eat me.

Estaba en calzones y una polera blanca. El frío de las baldosas blancas contra mis pies, el frío del asiento contra mis piernas y espalda. Su voz resonaba con eco acuoso en mis oídos. No entiendo, se me olvida. Es como si todo se fuera acabando, cada segundo parece el último antes de caer a un abismo, como cuando te saltas un peldaño en la escalera y crees que se acaba tu vida. Mis ojos no enfocaban bien, no podía dejarlos quietos, no podía concentrarme, no podía acordarme de lo que acababa de mirar. Mi corazón se desarmaba, gritaba de miedo, histérico. Si giraba la cabeza, se me olvidaba donde estaba. Pero seguía siendo la cocina, seguía estando con él.
Me paré y le dije que no entendía, que se me olvidaba todo. Era como una montaña rusa. La permanente sensación de que te vas a caer, que ahora viene lo peor, que la bajada más espantosa de tu vida se acerca. Veía sus labios moverse, articulando cada palabra que no lograba llegar a mi cerebro para que yo la procesara y entendiera. No tengo idea que me habrá dicho entonces.
Mi mente, mi corazón y mi respiración corrían muy lejos de mi, y muerta de miedo caminé dando tumbos al baño sólo para constatar que mis ojos no se habían ido también. Temblando, me recosté en la cama. Y ahí permanecí no tengo ni la más puta idea cuánto rato.
A cada rato miraba el reloj, esperando que el tiempo avanzara, pero la eternidad eran escasos segundos. Temblaba, mis piernas y brazos saltaban compulsivamente con los espasmos. Mis manos, mi frente, mi cuello, mi espalda, todo mi cuerpo estaba bañado en un lijero sudor heladísimo: puro miedo. Pero ahí estaba. Al no sentir mis manos ni mi boca, lo apretaba fuertemente. Al ver mis dedos presionando sus brazos o su espalda me tranquilizaba, y aunque no podía verlo claramente, sabía que estaba ahí, acostado al lado mio.
Qué tranquilidad, dentro de todo. Sabía que no estaba sola, no me sentía sola. Lo sentía, sentía su cuerpo apretado contra el mio, tratando de disipar inutilmente mi pánico.
Después dejé de entender casi por completo. La pieza daba vueltas a una puta velocidad espantosa. Si movía los ojos, el vértigo me ahogaba. Me besaba y yo no me acuerdo.
Algún dia les cuento el resto.

con amor.

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